divendres, d’agost 19, 2011

Pel cantó de Pla

Bellíssim aquest article. Parla subtilment d'ara des d'abans, la qual cosa no ha fet -o no ha sabut fer- el mateix autor en el seu recent recorregut per l'Holocaust. Adorno segueix present, encara que no tingui raó. No es pot escriure després de l'Holocaust? En toc cas, no es pot escriure de l'Holocaust, essent com és l'únic, gran -enorme-, tema a tractar. Aquesta és la qüestió.
Tornem a casa, al Baix Empordà. Les esglésies, esglesioles, els petits cementiris i els xiprers ens interpel.len, amb tristesa aclaparadora. No podien guanyar de cap de les maneres. Aquesta és la qüestió.

Diu Pla: «Aquí nacimos, aquí fuimos bautizados, aquí hemos vivido los años de adolescencia, aquí tenemos a nuestros antepasados soñando el sueño eterno. Aquí vimos, desde un pequeño monte de los alrededores del pueblo, arder las iglesias de otros siete pueblos. ¡Qué día! Fue el 19 de julio de 1936. Fue quizá el día de más emoción de nuestra vida. ¿Por qué quemaron estas iglesias? ¿Por qué incendiaron el altar mayor de Palafrugell, que está en todas las historias del arte como uno de los especímenes del arte barroco, churrigueresco, más brillantes y más típicos del mundo? El espectáculo de la destrucción inútil nos anonada, nos aplasta. ¿Por qué estos hombres han hecho esto? Siete pequeñas iglesias, pues, ardían el 19 de julio de 1936 y yo presencié el espectáculo de esta destrucción, impotente. Todas estas iglesias tenían a su lado unos minúsculos cementerios, con viejos y agudos cipreses sobre sus paredes doradas y antiguas».

Recorda Ratzinger a Europa: Cuando el cristianismo buscó en el mundo romano una palabra con la que expresar de modo sintético y comprensible para todos lo que significaba Jesucristo para ellos, dieron con la palabra "Conservator", con la cual se describía en Roma la misión esencial y el servicio más elevado que había que prestar a la humanidad. (Via)