diumenge, de novembre 16, 2008

Tot escalfant motors

Muchos menores con graves enfermedades aceptan tratamientos para no frustrar a sus padres. Para decir basta, el niño necesita contar con la aprobación moral de sus seres queridos y no se atreve a expresar sus sentimientos para no provocar dolor a los demás.


Titular de La Vanguardia, d'avui diumenge. Òbviament parlen els psicòlegs; més en concret, una psicooncòloga. I encara diu més:

Entonces, tenemos por un lado al niño que en perfectas condiciones mentales se da cuenta de que va a morir, o conoce por los médicos que sus expectativas de sobrevivir son escasísimas, y por otro unos padres muy afectados que se niegan a aceptar esa realidad o que entienden que aceptarla significa rendirse, o que la aceptan pero prefieren no hablarla con el hijo. El resultado es que el paciente, que es al que hay que atender emocionalmente y al que le queda poco tiempo, se queda solo y no se atreve a expresar sus sentimientos y deseos para no provocar dolor a los demás.

Destaco l'esquema, per si algú té ressaca de diumenge al matí:

Por un lado - hijo - perfectas condiciones mentales
Por otro - padres - negación de la realidad

I allá, a su frente, Estambul. Estambul, misteriosa, boirosa i llunyana, però cada dia més definida i propera. Quan es trenqui el diabòlic esquema i els moribunds, fent ús de les perfectes condicions mentals que de sempre els caracteritzen, expressin els seus desitjos ( a l'orella dels psicòlegs, esclar), la ciutat, meravellosa, diàfana, celestial, la tindrem davant dels nassos. Llavors, com és tradició, donarem prioritat als nens.