diumenge, de juny 24, 2007

La gata i Rilke


Per exemple quan bufa el vent, fan més soroll les plantes de la terrassa, més els arbres del parc. Ella viu en silenci. I es fan estranys els seus àgils i bellísssims moviments, d'ací d'allà, amunt i avall, atrapats com una successió d'esbossos en un quadern de dibuix. És menuda i delicada, i té un pèl tan flonjo i sedós que, en acariciar-li el llom, se't va desfent a les mans, s'expandeix per l'aire, fins a confondre's amb la pols. Només en l'àmbar dels seus ulls hi trobes la duresa d'allò que vol perviure; no en la seva mirada, només en el magnetisme geològic dels seus ulls. Viu en silenci i mira en quietud. A vegades, immòbil en un racó, mira durant força estona cap a fora, enllà dels finestrals. Una figureta. A terra, al cabàs, dormen des de fa poc les tres cries, fetes un garbuix; restes de farcells de fils de seda. Ella les vetlla, a estones, se les mira, en silenci; quietud de pedres precioses, els seus ulls. Ara. Ara són del tot seves; quan es desvetllen i s'esveren, quan s'han de netejar i alletar, quan cal clavar algun calbot a l' espavilat que ja vol començar el gran joc, aquell que durant la nit ha sortit del cabàs i anava perdent-se per terra, aquell que ha provocat l'abandó del mutisme d'ella, l'assaig angoixant d'uns grinyols dèbils però persistents, fins que algú s'ha desvetllat, ha encès el llum i ha restablert l'ordre, la mirada que reposa en calma. No ha de trigar l'oblit, per manca d'inquietud. Però no encara. I, quan la veus davant del cabàs on dormen els seus fills, sents un desig absurd i terrible, voldries que mirés amb força, més a fons, -guaita que bonics, guaita'ls encara una estona, de més a prop-. Mirar amb voluntat de possessió, de comprensió, mirar amb admiració i fascinació, amb passió i amb tendresa, amb agraïment, amb llàgrimes als ulls, amb por. Ben aviat, ella oblidarà que té fills, els deixarà marxar, sense escarafalls, sense adéus; els deixarà anar, tranquil.la, doncs té la immensa sort de no saber que un dia han de morir.



OCTAVA ELEGIA

Con plenos ojos ve la criatura
lo abierto. Nuestros ojos están vueltos
del revés, rodeando la salida
abierta, colocados como trampas.
Sabemos lo de fuera solamente
por el rostro del animal. Ya al niño
le torcemos, obligando a que mire
atrás la formación, y no lo abierto,
tan profundo en el animal. Sin muerte.
Sólo nosotros vemos muerte: el libre
animal tiene tras de sí su muerte
y ante sí a Dios, y marcha caminando
por lo eterno, lo mismo que las fuentes.
No tenemos jamás, ni un día, el puro
espacio por delante, al que las flores
se abren, sin acabar. Y siempre hay mundo
y nunca el puro no-lugar, sin No:
lo puro, no observado, que alentamos
y sin fin sabe, y nada quiere. El niño
se pierde en eso silencioso, y es
echado atrás. O alguno muere y lo es.
Junto a la muerte no se ve la muerte,
se mira fuera, fijo, con mirada
animal. Los amantes, sin el otro,
que tapa la mirada, ya se acercan,
pasmados... Por descuido se les abre
tras el otro. Pero ninguno pasa
tras el otro: otra vez se le hace mundo.
Siempre vueltos a lo creado, vemos
sólo en ello el reflejo de lo libre,
con nuestra sombra. Acaso un animal
mudo alza la mirada y nos traspasa.
Esto es destino: estar plantado enfrente,
y nada más, y siempre puesto enfrente.

Si hubiera un pensar como el nuestro en ese
animal que se enfrenta a nuestro paso,
él se nos llevaría, a rastras, rotos,
en su marcha. Pero su ser para él
es infinito, libre y sin mirada
para su estado, puro: así sus ojos.
Y donde vemos porvenir, ve todo
y se ve en todo, a salvo para siempre.

Sin embargo, el atento animal cálido
tiene el peso de alguna gran congoja.
Pues le acosa también lo que a menudo
nos abruma: el recuerdo, como si eso
a que tendemos, otra vez hubiera
estado cerca, fiel, con un contacto
de suavidad sin fin. Aquí es distancia
todo, y allí fue aliento. Tras el prístino
hogar, éste es ambiguo y le entra el viento.

¡Dicha de la criatura diminuta,
que siempre sigue en el seno que la hizo!
¡Ventura del mosquito, que por dentro
aún salta, hasta en su boda: todo es seno!
Y mira el pájaro, y su calma a medias:
al nacer, casi sabe los dos mundos,
como si fuera el alma de un etrusco,
un muerto que ya ha entrado en un espacio,
pero echada en la tapa su figura.
Y qué duro, si un ser debe volar
y procede de un seno. Va asustado
de él mismo, por el aire, en zigzag, como
la grieta por la taza: así el murciélago
rasga la porcelana de la tarde.

¡Y nosotros, mirones, siempre, en todo,
vueltos a mirar todo, y nunca fuera!
Nos desborda. Lo ordenamos. Y cae.
Otra vez lo ordenamos y caemos.

¿Quién nos volvió al revés, para que siempre,
por más que hagamos, tengamos el gesto
del que se marcha? Igual que ése, en el cerro
último que le muestra el valle entero
otra vez, se detiene, y se demora:
así vivimos, siempre en despedida.

11 comentaris:

Gregorio Luri ha dit...

Et deixo el meu silenci.

lola ha dit...

No, res de silenci; en part, en té la culpa, del post, un tal Gregorio Luri. Aquesta tarda llegia un article seu trobat a cal Pedra Lletraferida. Diu això, sobre la teoria de la forma a PlatÓ:

"Si lo dado está continuamente salvándose, la presencia del mundo es la de la remisión a una unidad global de sentido; pero, si lo dado está continuamente hundiéndose en la nada, la presencia del mundo es la de la evanescencia."

Lola

Júlia ha dit...

Bonic poema. Els gats són animals estranys, enigmàtics, fins i tot hi havia una llegenda que deia que havien establert un govern i una organització paral·lela a la dels humans. No saber que has de morir, que bé aniria en molts moments! Encara que, no sé si per sort o desgràcia, sovint ho oblidem i podem fer com que no ens n'hem assabentat del tot.

lola ha dit...

Júlia, jo era de la Lliga Antianimals domèstics, i el món animal només em feia gràcia llegit als llibres de Konrad Lorenz. Fins que, ja fa anys, va entrar a casa un cadellet de gata. Vaig ignorar-la ostensiblement i vaig intentar reduir la seva presència, sobretot a les nits, només a una part de la part de baix de la casa. Va trigar exactament una setmana a conquerir tot -¡tot!- el territori (és a dir fins a dalt al llit, quasi damunt del meu cap) i a manar sobre els seus dominis, inclòs el meu cor (res de poder paral.lel, ja m'agradaria a mi, poder a seques i absolut). Si les meigas existeixen -que existeixen- són gates.

L'Elegia de Rilke és el meu poema preferit. Ja tenia ganes de transcriure'l al blog. I la mort, es fa difícil de parlar-ne. Jo l'haig de mantenir a ratlla, fer veure que no hi és, perquè sé que em refuta la vida.

Lola

Luis Rivera ha dit...

Lola: Las Elegias de Duino fueron siempre mis poemas predilectos, la palabra no me gusta nada, los más íntimamente vividos o leídos, eso está mejor. No había reparado especialmente en la Octava hasta que entró Goyerri en nuestra vida. Una semana tardó también en ser el indiscutible propietario de nuestras existencias y destinatario de nuestra ternura.

Al ler tu transcripción y casi no reconoicer la Elegía, te transcribo una estrofa, para mi la más cercana. Es curios0o ver lo que una traducción puede hacer con un poema, no se cual, la tuya o la mía o las dos al mismo tiempo. Pero es curioso.

Y nosotros los hombres: dondequiera
y en todo tiempo espectadores somos
a todo atentos, pero nunca al raso.
Abrumados por ello, lo ordenamos
y se nos desmorona. Nuevamente
lo ordenamos y, al fin, nosotros mismos
también nos despeñamos.

lola ha dit...

Una maravilla, Luis, este poemario, y este poema en concreto, uno de los caminos de bosque por dón de se demora Heidegger.
Mi traducción es de Valverde, fue la primera que leí y le sigo fiel. Tengo otra de Eustaquio Barjau, traduce bien a Rilke, pero en este poema no me convence; pierde fuerza. Su párrafo:

Y nosotros: espectadores, siempre, en todas partes,
¡vueltos al todo y nunca fuera!
A nosotros esto nos llena rebosar. Lo ordenamos. Se desmorona.
Lo volvemos a ordenar y a su vez nosotros mismos nos desmoronamos.

Goyerri, mis gatas, los animales, la mirada de los animales... su manera de vivir con nosotros, confiados. Impresionante.

Lola

Luis Rivera ha dit...

La traducción mía es de José V. Alvárez y está publicada por Assandri. Siempr ehe pensado que era muy germánica, muy nietzschiana, pero no sé alemán , es más bien una impresión.

Petrusdom ha dit...

Tener un gato al lado, es tener la posibilidad de mirar de frente el silencio y el misterio.

La traducción que yo tengo es de Jenaro Talens(Ed. Hiperión), y traduce la estrofa elegia por Luis:

¡Y nosotros:espectadores, siempre y en todas partes,/vueltos hacia todo, pero nunca hacia fuera!/Esto nos desborda. Lo ordenamos. Se derrumba./ Lo ordenamos de nuevo y nos derrumbamos nosotros.
Saludos

lola ha dit...

Hola petrusdom. Talens me gusta mucho como traductor pero no tengo sus Elegías. Rilke ha tenido suerte por aquí; hay muchas y variadas traducciones, en castellano y en catalán. Destaco dos, para mí muy apreciadas:
"Els quaderns de Malte", por Llovet, traducido también magníficamente al castellano por Ayala.
I una joya primeriza "La cançó d'amor i de mort del corneta Chistoph Rilke", por Carles Riba

Luis, Heidegger lo ve muy nietzscheano a Rilke, sólo que con una mirada bondadosa.

Lola

Luis Rivera ha dit...

Sea por la mirada bondadosa, que viniendo de Heideger, no sabría que pensar sobre lo que pueda esconder. Estoy leyendo su Nietzsche, vamnos, como lectura de verano y en tanto dure.

lola ha dit...

"Bondadosa" es una bondad mía, Luis. Heidegger habla de, textualmente (en la traducción que manejo, para mí la mejor que he leído) "metafísica nietzscheana algo dulcificada".
Que te sea leve.

Lola