La responsabilidad personal bajo la dictadura (Hannah Arendt)
Los que no colaboraron, llamados irresponsables por la mayoría, fueron los únicos capaces de juzgar por sí mismos, y fueron capaces de hacerlo no porque [tuvieran] un mejor sistema de valores, o porque los viejos estándares de lo malo y lo bueno estuvieran todavía firmemente implantados en sus mentes y en sus conciencias, sino que, me gustaría sugerir, su conciencia no funcionaba, por decirlo así, de [un] modo automático, como si [tuviéramos] una serie de normas aprendidas o innatas que luego aplicamos al caso particular, cuando éste surge [...]. Su criterio, me parece a mí, era diferente; se preguntaron a sí mismos hasta qué punto podrían todavía vivir en paz consigos mismos después de haber cometido ciertos hechos... La presuposición para esta forma de juzgar no es una inteligencia altamente desarrollada o la sofisticación en materias morales, sino meramente el hábito de vivir explícitamente, con uno mismo, es decir, de estar ocupado en el silencioso diálogo entre el yo y el yo mismo, que desde Sócrates y Platón llamamos generalmente pensamiento... El hundimiento moral total de la sociedad respetable durante el régimen de Hitler puede enseñarnos que los dignos de confianza en tales circunstancias no son los que acarician valores y se aferran con presteza a normas y estándares morales... Mucho más dignos de confianza serán los escépticos y los que dudan, no porque el escepticismo sea bueno o el dudar sano, sino porque [esta gente], está acostumbrada [a examinar las cosas y establecer sus propios juicios]. Los mejores de todos serán los que saben que, cualquier otra cosa que ocurra, mientras vivamos estamos condenados a vivir con nosotros mismos. (cita treta de la biografia de Elisabeth Young-Bruehl, pàg. 469).
Hannah Arendt sempre va estimar els outsider. El seu estimadíssim marit era, de jove, un obrer afiliat al Partit Comunista alemany; als EEUU va exercir durant molts anys i amb molt de prestigi de professor de filosofia; Els orígens del totalitarisme, amb la seva ferotge denúncia d'Stalin, va sorgir del diàleg entre marit -Heinrich Blücher- i muller; Blücher era autodidacta. Blücher, de qui malfiava la mare d'Arendt, sobretot durant els primers temps d'exilats, quan era Hannah Arendt qui maldava per adaptar-se i tirar endavant econòmicament, quan ell arrossegava una depressió paralitzant davant d'allò que no hauria hagut de succeir mai: els camps de concentració, la massacre administrativa de milions de persones.
Benaurats els estranys del món que saben i poden viure amb si mateixos. Benaurats els escèptics; ben segur que veuran el Regne de Déu per a la seva sorpresa.
diumenge, de gener 07, 2007
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2 comentaris:
Discrepo gairebé en tot allò que diu però reconec que té un blog interesantíssim.
Una abraçada des de una saníssima discrepància!
Renton
Ei, moltes gràcies. T'he vist per casualitat perquè no acostumo a repassar posts i menys comentaris. M'ha fet il.lusió, fins i tot la discrepància.
Una abraçada també.
Lola
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