dilluns, de maig 10, 2004

Superhomes de saló del còmic
Nietzsche, el retorn

Des de la més profunda admiració per Nietzsche, m'enervo quan se'l converteix en bandera fàcil anticristiana. Cito Thomas Mann; ho explica molt millor que jo. ("Schopenhauer, Nietzsche, Freud", Thomas Mann. Plaza/Janés Editores.)


Cuando uno reflexiona sobre el modo tan total como, en la gran mayoría de los seres humanos, la voluntad, el instinto, el interés dominan y reprimen al intelecto, a la razón, al sentido de lo justo, nos parece absurda la opinión que dice que es necesario superar el intelecto mediante el instinto. Esa opinión resulta explicable históricamente, a partir de una situación filosófica monentánea, como corrección de una hartura de racionalismo. Y en seguida esa opinión necesita de una contracorrección. ¡Como si fuera necesario defender la vida contra el espíritu! ¡Como si existiera el menor peligro de que alguna vez las cosas fueran a transcurrir en la tierra de un modo demasiado espiritual! (...) ¡Qué ligada a una época, qué teórica también, qué inexperta nos parece hoy la romantización nietzscheana del mal! Nosotros hemos conocido el mal en toda su miseria, y ya no somos lo bastante estetas como para tener miedo a proclamar nuestra fe en el bien, como para avergonzarnos de conceptos y de pautas tan triviales como la verdad, la libertad, la justicia (les cursives són meves)