El filòsof en acció,

anomena Burke a l'estadista complet. En tot cas, un paràgraf del seu famós "Discurs sobre la reforma econòmica", m'ha empès a passar a l'acció, i anar-me'n, tot un matí, de rebaixes. Esgotador però, al capdavall, gratificant. Despeses, grans despeses. Totes essencials.

La economía no se reduce a la simple parquedad. En la teoría ambos conceptos se hallan separados; de hecho, puede que la parquedad sea, o quizás no, una parte de la economía, según las circunstancias. En la verdadera economía pueden resultar esenciales los gastos, incluso los grandes gastos. Aunque se llegue a considerar la parquedad como una virtud, existe, sin embargo, otra clase de economía y de índole superior. La economía es una virtud distributiva, y no consiste en ahorrar sino en seleccionar. La parquedad no requiere juicio ni sagacidad, ni providencias, ni comparaciones. El simple instinto, y no precisamente el de la clase más elevada, puede practicar a la perfección esa falsa economía. La otra require puntos de vista más amplios. Necesita un juicio discriminatorio y una mente firme y sagaz.

Burke tenia pocs diners i gustos cars. M'encanten les persones amb pocs diners i gustos cars. Quan van de compres, les persones amb pocs diners i gustos cars posen a prova la seva sagacitat, la seva fermesa i la seva amplitud de mires. Sí, senyor. En dono fe.


I, finalment (per avui), si el segle XX s'hagués parat a pensar en aquestes senzilles i sàvies paraules del gran Burke...

En toda àrdua empresa hemos de considerar tanto lo que vamos a perder como lo que hemos de ganar; pues cuanta más y mejor libertad posea un pueblo, menos se arriesgará para tratar de aumentarla. Éstas son las limitaciones del hombre. Porque el individuo actúa por su propio interés y no por especulaciones metafísicas. Aristóteles, el gran maestro del razonamiento, nos previene, con gran peso y propiedad, contra esa ilusoria precisión geométrica existente en la argumentación moral, la más falaz de todos los sofismas.