L'esquela com a venjança
Impagable Arcadi Espada, avui.
dimecres, d’agost 30, 2006
Clos per jubilació
Jubilen Clos fent-lo Ministre d'Indústria. E., que espera tenir sort i jubilar-se dintre d'uns anys al sector de l'automòbil, diu, desolat "Ara sí, ara sí que m'acomiaden...".
Certament, conyes a part, quan els polítics són febles, els taurons de les multinacionals i d'altres van a per la jugular, directes. Si l'Estat fos clos per jubilació regnaria -del tot- la llei de la selva. Tanmateix, Clos sempre podrà fer servir les seves influències amb Carlinhos Brown per amenitzar això que abans (que bèsties!) en deien "merienda de negros". De fet, Clos també es jubila fent de Ministre de Turisme, em sembla.
Assistirà Carlinhos a la presa de possessió? Hi haurà rua pels carrers adjacents al Ministeri?
Aquesta avorridíssima sensatesa amb què Déu ha tingut a bé (o a mal) de dotar-me, la qual em porta a ser fins i tot, fins i tot!, sovint optimista, em diu ara que hi haurà eleccions generals anticipades. És l'única explicació sensata que se m'acut.
Jubilen Clos fent-lo Ministre d'Indústria. E., que espera tenir sort i jubilar-se dintre d'uns anys al sector de l'automòbil, diu, desolat "Ara sí, ara sí que m'acomiaden...".
Certament, conyes a part, quan els polítics són febles, els taurons de les multinacionals i d'altres van a per la jugular, directes. Si l'Estat fos clos per jubilació regnaria -del tot- la llei de la selva. Tanmateix, Clos sempre podrà fer servir les seves influències amb Carlinhos Brown per amenitzar això que abans (que bèsties!) en deien "merienda de negros". De fet, Clos també es jubila fent de Ministre de Turisme, em sembla.
Assistirà Carlinhos a la presa de possessió? Hi haurà rua pels carrers adjacents al Ministeri?
Aquesta avorridíssima sensatesa amb què Déu ha tingut a bé (o a mal) de dotar-me, la qual em porta a ser fins i tot, fins i tot!, sovint optimista, em diu ara que hi haurà eleccions generals anticipades. És l'única explicació sensata que se m'acut.
dilluns, d’agost 28, 2006
Carta oberta de François Leotard a Mahmoud Ahmadinedjad
M'avinc a copiar sencera la carta de Leotard, la qual em sembla important per un motiu i una raó. Motiu: la signaria jo fil per randa, és més, m'encantaria haver-la escrit; em mou a llegir-la en veu alta, a trancriure-la, a donar-la a conèixer. Raó: la signa un polític francés rellevant, aproximadament en actiu; que, des de les altes esferes polítiques es comenci a tenir consciència de què cal parlar clar és -siguem optimistes- una bona notícia; cal, a més, valorar la valentia, ja que (cas Arístegui com a referent proper) no només les sap el vent, les paraules.
Señor Presidente:
Francamente, al comenzar esta carta no me provocaba llamarlo de ese modo. Dicho título implica un mínimo de respeto. Lo hago, sin embargo, porque es usted quien se expresa en nombre de los iraníes. Sobre las fotos, lo veo a usted ante multitudes, rostros y manos alzasas.
Sin duda uno podría adivinar cierta forma de entusiasmo, en todo caso, de adhesión. Hemos conocido, en Europa, esas multitudes. Fue un mal momento para nosotros. Un período trágico del que seguimos arrastrando la vergüenza y la angustia.
Uno de los pueblos más cultos del mundo, un pueblo que había elevado en alto grado la filosofía, la música, la poesía, un pueblo que había asombrado a sus vecinos por su resplandor, se había hundido en el odio, la locura racial, la ignominia.
Decenas de millones de individuos sufrieron, en su carne, su cultura, su dignidad, esa extraña barbarie que quería hacerse ver como un "nuevo orden". Fueron en primer lugar los ciudadanos de ese Estado, alemanes, luego y poco a poco los demás, todos los demás. A esa locura se le llamó una guerra mundial.
Pero fue, sobre todo, una guerra contra lo que había de humano en nosotros. Se quemaron los libros, los niños fueron deportados y asesinados, las inteligencias fueron quebradas. Todo lo que honraba al hombre fue pisoteado.
Y luego, llego a usted: una parte de la especie humana, el pueblo judío, fue destinado al infierno. Oh, se lo concedo, sólo una parte. No eran ni los más numerosos, ni los más ricos, ni siquiera los más influyentes.
Eran hombres y mujeres que habían llevado consigo durante mucho tiempo y desde muy lejos, su fe, sus preguntas sobre el mundo, sobre Dios, sobre la necesidad de vivir o de sufrir, sobre la alegría de amar. Generalmente, frecuentaban los libros. Reflexionaban mucho, no comprendían por qué no eran queridos, por qué se les llamaba "subhumanos", Untermensch, por qué se les consideraba insectos...
Fueron perseguidos en toda Europa, ahorcados, fusilados, quemados... Usted sabe perfectamente todo eso, pero lo evoco ante usted por lo menos por tres razones:
- La primera, es que nosotros (digo "nosotros", como modo de hablar) no aceptaremos que todo vuelva a comenzar. Yo no soy judío, pero los judíos son, como los persas, mis hermanos en humanidad.
- La segunda, es que ellos tienen el derecho, como usted, como yo, de tener una patria. Que sea Francia o Israel, ello no cambia nada el asunto.
- La tercera razón, no le gustará a usted. Pero, mala suerte: es que ellos le aportan al mundo (y probablemente es eso lo que usted quiere "borrar del mapa") una concepción del hombre y su destino que ha enriquecido varios siglos de civilización, y que honra tanto al pueblo judío como al Estado de Israel.
Señor Presidente, usted tiene el derecho a ser nacionalista. Usted tiene el derecho de sentirse orgulloso de la historia del pueblo persa. Usted tiene el derecho de ser creyente y de orarle al Dios "clemente y misericordioso" citado al principio de cada "sura" del Corán.
Usted, sin embargo, piensa que tiene el derecho de obligar a las mujeres a ocultar la cara tras un velo, de torturar a los opositores, de encarcelar a los periodistas que lo contradicen, de condenar a muerte a niños, de perseguir a sus minorías, de iniciar "guerras santas" contra "los infieles".
Pero usted no tiene el derecho de imponerle a Israel la mirada turbia, imbécil y llena de odio que acompaña a sus discursos. Y es que me parece que usted odia en ese Estado, la libertad de expresión, la diversidad de los partidos, el papel de la oposición, la modernidad, la independencia de los poderes y de la justicia, la investigación universitaria, los descubrimientos y nuevos inventos; y sin duda también la valentía que ahí existen.
Es decir todo lo que nosotros tenemos el derecho de admirar.
Los hombres que organizaron la reunión de Wannsee,en la que se decretó el exterminio de los judíos de Europa ya murieron. Naturalmente, al igual que todos nosotros, usted seguirá ese destino.
Deseo solamente para usted mismo, para el pueblo persa, para los jóvenes niños de Irán que le sobrevivirán, que nadie se sienta con ganas de ir a escupir sobre su tumba.
François Loetard, (ex Ministro francés), julio de 2006
M'avinc a copiar sencera la carta de Leotard, la qual em sembla important per un motiu i una raó. Motiu: la signaria jo fil per randa, és més, m'encantaria haver-la escrit; em mou a llegir-la en veu alta, a trancriure-la, a donar-la a conèixer. Raó: la signa un polític francés rellevant, aproximadament en actiu; que, des de les altes esferes polítiques es comenci a tenir consciència de què cal parlar clar és -siguem optimistes- una bona notícia; cal, a més, valorar la valentia, ja que (cas Arístegui com a referent proper) no només les sap el vent, les paraules.
Señor Presidente:
Francamente, al comenzar esta carta no me provocaba llamarlo de ese modo. Dicho título implica un mínimo de respeto. Lo hago, sin embargo, porque es usted quien se expresa en nombre de los iraníes. Sobre las fotos, lo veo a usted ante multitudes, rostros y manos alzasas.
Sin duda uno podría adivinar cierta forma de entusiasmo, en todo caso, de adhesión. Hemos conocido, en Europa, esas multitudes. Fue un mal momento para nosotros. Un período trágico del que seguimos arrastrando la vergüenza y la angustia.
Uno de los pueblos más cultos del mundo, un pueblo que había elevado en alto grado la filosofía, la música, la poesía, un pueblo que había asombrado a sus vecinos por su resplandor, se había hundido en el odio, la locura racial, la ignominia.
Decenas de millones de individuos sufrieron, en su carne, su cultura, su dignidad, esa extraña barbarie que quería hacerse ver como un "nuevo orden". Fueron en primer lugar los ciudadanos de ese Estado, alemanes, luego y poco a poco los demás, todos los demás. A esa locura se le llamó una guerra mundial.
Pero fue, sobre todo, una guerra contra lo que había de humano en nosotros. Se quemaron los libros, los niños fueron deportados y asesinados, las inteligencias fueron quebradas. Todo lo que honraba al hombre fue pisoteado.
Y luego, llego a usted: una parte de la especie humana, el pueblo judío, fue destinado al infierno. Oh, se lo concedo, sólo una parte. No eran ni los más numerosos, ni los más ricos, ni siquiera los más influyentes.
Eran hombres y mujeres que habían llevado consigo durante mucho tiempo y desde muy lejos, su fe, sus preguntas sobre el mundo, sobre Dios, sobre la necesidad de vivir o de sufrir, sobre la alegría de amar. Generalmente, frecuentaban los libros. Reflexionaban mucho, no comprendían por qué no eran queridos, por qué se les llamaba "subhumanos", Untermensch, por qué se les consideraba insectos...
Fueron perseguidos en toda Europa, ahorcados, fusilados, quemados... Usted sabe perfectamente todo eso, pero lo evoco ante usted por lo menos por tres razones:
- La primera, es que nosotros (digo "nosotros", como modo de hablar) no aceptaremos que todo vuelva a comenzar. Yo no soy judío, pero los judíos son, como los persas, mis hermanos en humanidad.
- La segunda, es que ellos tienen el derecho, como usted, como yo, de tener una patria. Que sea Francia o Israel, ello no cambia nada el asunto.
- La tercera razón, no le gustará a usted. Pero, mala suerte: es que ellos le aportan al mundo (y probablemente es eso lo que usted quiere "borrar del mapa") una concepción del hombre y su destino que ha enriquecido varios siglos de civilización, y que honra tanto al pueblo judío como al Estado de Israel.
Señor Presidente, usted tiene el derecho a ser nacionalista. Usted tiene el derecho de sentirse orgulloso de la historia del pueblo persa. Usted tiene el derecho de ser creyente y de orarle al Dios "clemente y misericordioso" citado al principio de cada "sura" del Corán.
Usted, sin embargo, piensa que tiene el derecho de obligar a las mujeres a ocultar la cara tras un velo, de torturar a los opositores, de encarcelar a los periodistas que lo contradicen, de condenar a muerte a niños, de perseguir a sus minorías, de iniciar "guerras santas" contra "los infieles".
Pero usted no tiene el derecho de imponerle a Israel la mirada turbia, imbécil y llena de odio que acompaña a sus discursos. Y es que me parece que usted odia en ese Estado, la libertad de expresión, la diversidad de los partidos, el papel de la oposición, la modernidad, la independencia de los poderes y de la justicia, la investigación universitaria, los descubrimientos y nuevos inventos; y sin duda también la valentía que ahí existen.
Es decir todo lo que nosotros tenemos el derecho de admirar.
Los hombres que organizaron la reunión de Wannsee,en la que se decretó el exterminio de los judíos de Europa ya murieron. Naturalmente, al igual que todos nosotros, usted seguirá ese destino.
Deseo solamente para usted mismo, para el pueblo persa, para los jóvenes niños de Irán que le sobrevivirán, que nadie se sienta con ganas de ir a escupir sobre su tumba.
François Loetard, (ex Ministro francés), julio de 2006
diumenge, d’agost 20, 2006
Queremos tanto a Günter
Des que ha saltat la confessió pública dels pecats de joventut de Grass que, a mi, m'assalta una associació mental amb el títol d'un conte de Cortázar, Queremos tanto a Glenda. La memòria només em permetia evocar-ne, del conte, l'obsessió d'un grup de persones, un club de fans, per una actriu de nom Glenda -clarament, Glenda Jackson- . Gràcies al Google, aquest matí he trobat el conte de Cortázar al primer intent i l'he pogut tornar a llegir. No és el millor conte de l'autor, però és un conte tan de Cortázar que, en llegir-lo ara, sorprèn la qualitat de l'original davant de tantíssimes còpies mediocres. Un club de fans que es converteix en una secta al servei de la perfecció de Glenda, tot manipulant les seves pel.lícules per a, sobretot, escapçar-ne els moments d'imperfecció que directors i d'altres mediocres professionals hi han aportat. Finalment, esclar, la mateixa Glenda ha de morir per tal de poder blindar del tot, i sense ensurts provinents de la Glenda real, la talla perfecta de Glenda ja aconseguida a la pantalla.
Queremos tanto a Günter, ha estat per a mi, aquests díes, un ritornello irònic i, probablement com en tota ironia, un punt malencònic, tot i que, de Grass, només he estimat la seva primera novel.la (escrita als vint-i-pocs anys, la qual cosa no deixa de tenir la seva importància a l'hora d'imaginar-se un Grass de disset anys, ben superior als disset anys a l'ús de la immensa majoria). El timbal de llauna és, certament, una complexa i lúcida, i bellíssima, novel.la, que ens va fer estimar força a Günter. Em vaig alegrar del Nobel i, sobretot, de l'alegria pel Nobel d'una amiga estimada que estima força a Günter, encara. Va ser aquesta mateix amiga qui em va convèncer d'anar a la inauguració d'una exposició de l'obra plàstica, també notable, de Grass, organitzada pel Cercle de Lectors.
I així fou com vaig conèixer Günter en persona, acompanyat del President Maragall. Una estoneta, només, perquè la veritat és que vaig abandonar aviat la sala, amb cara de fatiga, deixant enrere un públic lliurat del tot, amb entusiasme cortazià, a la icona impecablement d'esquerres que, aquell home, sabia encarnar amb una desimboltura admirable que no augurava res de bo. Corrien els temps inicials de la guerra d'Iraq, Aznar era un assassí estúpid, un ninot comparsa de Bush i Blair i del seu sanguinari afany de petroli. Corrien els temps inicials (les primeres setmanes, abans de la primera i principal sotragada carodiana) del tripartit, i el President de la Generalitat era un venerable i venerat Maragall, resorgit amb honor i justícia hiostòrica de les seves cendres. Era tan estimat, Maragall, llavors; Maragall President de la Catalunya capdavantera del pacifisme, amb Barcelona, la Barcelona en essència maragalliana, com a capital del món civilitzat.
Günter va fer un míting infecte sobre la maldat històrica dels Usa amb Europa, el seu afany d'empetitir-la, el seu furiós imperialisme. Maragall (a qui tant estimo, tot i que no ho he dit mai, ni tan sols a les urnes) va intentar apaivagar, tot posant-hi unes gotetes de seny polític, aquell fabulós aquelarre d'extrema esquerra. Fins i tot, a Maragall, se li va ocòrrer de citar la llavors Ministra d'Afers Exteriors, Ana de Palacio, i de citar-la amb benevolència, tot explicant que feia poc li havia fet arribar un document sobre Europa força interessant. El públic va pensar d'entrada en una intervenció humorística ben pròpia de les maragallades llavors encara genials, i va esclatar en una rialleta de complicitat, que Maragall es va encarregar de congelar, en afirmar, seriós, que Ana de Palacio era una dona molt culta i amable; un gerro d'aigua freda, en fi, la maragallada (ja ho tenen, això, moltes maragallades) Però, allí romania Günter, inassequible al desànim, allí romania per a continuar encenent la foguera de la seva pròpia vanitat; em va sorprendre el seu odi als ianquis, els míssils dels quals -diguem-ho clar- li han permès, a Günter, de viure còmodament tants anys de denúncia basada en la perfecció moral. De viure en pau a l'Alemanya occidental, just el territori que tothom sabia comanche si la guerra freda petava d' un calentament global insostenible. Justament l'odi, aquest odi concret de Günter no crec que hagi estat una impostura, tant és l'odi que deu generar una derrota quasi apocalíptica com la de l'Alemanya nazi.
Des que ha saltat la confessió pública dels pecats de joventut de Grass que, a mi, m'assalta una associació mental amb el títol d'un conte de Cortázar, Queremos tanto a Glenda. La memòria només em permetia evocar-ne, del conte, l'obsessió d'un grup de persones, un club de fans, per una actriu de nom Glenda -clarament, Glenda Jackson- . Gràcies al Google, aquest matí he trobat el conte de Cortázar al primer intent i l'he pogut tornar a llegir. No és el millor conte de l'autor, però és un conte tan de Cortázar que, en llegir-lo ara, sorprèn la qualitat de l'original davant de tantíssimes còpies mediocres. Un club de fans que es converteix en una secta al servei de la perfecció de Glenda, tot manipulant les seves pel.lícules per a, sobretot, escapçar-ne els moments d'imperfecció que directors i d'altres mediocres professionals hi han aportat. Finalment, esclar, la mateixa Glenda ha de morir per tal de poder blindar del tot, i sense ensurts provinents de la Glenda real, la talla perfecta de Glenda ja aconseguida a la pantalla.
Queremos tanto a Günter, ha estat per a mi, aquests díes, un ritornello irònic i, probablement com en tota ironia, un punt malencònic, tot i que, de Grass, només he estimat la seva primera novel.la (escrita als vint-i-pocs anys, la qual cosa no deixa de tenir la seva importància a l'hora d'imaginar-se un Grass de disset anys, ben superior als disset anys a l'ús de la immensa majoria). El timbal de llauna és, certament, una complexa i lúcida, i bellíssima, novel.la, que ens va fer estimar força a Günter. Em vaig alegrar del Nobel i, sobretot, de l'alegria pel Nobel d'una amiga estimada que estima força a Günter, encara. Va ser aquesta mateix amiga qui em va convèncer d'anar a la inauguració d'una exposició de l'obra plàstica, també notable, de Grass, organitzada pel Cercle de Lectors.
I així fou com vaig conèixer Günter en persona, acompanyat del President Maragall. Una estoneta, només, perquè la veritat és que vaig abandonar aviat la sala, amb cara de fatiga, deixant enrere un públic lliurat del tot, amb entusiasme cortazià, a la icona impecablement d'esquerres que, aquell home, sabia encarnar amb una desimboltura admirable que no augurava res de bo. Corrien els temps inicials de la guerra d'Iraq, Aznar era un assassí estúpid, un ninot comparsa de Bush i Blair i del seu sanguinari afany de petroli. Corrien els temps inicials (les primeres setmanes, abans de la primera i principal sotragada carodiana) del tripartit, i el President de la Generalitat era un venerable i venerat Maragall, resorgit amb honor i justícia hiostòrica de les seves cendres. Era tan estimat, Maragall, llavors; Maragall President de la Catalunya capdavantera del pacifisme, amb Barcelona, la Barcelona en essència maragalliana, com a capital del món civilitzat.
Günter va fer un míting infecte sobre la maldat històrica dels Usa amb Europa, el seu afany d'empetitir-la, el seu furiós imperialisme. Maragall (a qui tant estimo, tot i que no ho he dit mai, ni tan sols a les urnes) va intentar apaivagar, tot posant-hi unes gotetes de seny polític, aquell fabulós aquelarre d'extrema esquerra. Fins i tot, a Maragall, se li va ocòrrer de citar la llavors Ministra d'Afers Exteriors, Ana de Palacio, i de citar-la amb benevolència, tot explicant que feia poc li havia fet arribar un document sobre Europa força interessant. El públic va pensar d'entrada en una intervenció humorística ben pròpia de les maragallades llavors encara genials, i va esclatar en una rialleta de complicitat, que Maragall es va encarregar de congelar, en afirmar, seriós, que Ana de Palacio era una dona molt culta i amable; un gerro d'aigua freda, en fi, la maragallada (ja ho tenen, això, moltes maragallades) Però, allí romania Günter, inassequible al desànim, allí romania per a continuar encenent la foguera de la seva pròpia vanitat; em va sorprendre el seu odi als ianquis, els míssils dels quals -diguem-ho clar- li han permès, a Günter, de viure còmodament tants anys de denúncia basada en la perfecció moral. De viure en pau a l'Alemanya occidental, just el territori que tothom sabia comanche si la guerra freda petava d' un calentament global insostenible. Justament l'odi, aquest odi concret de Günter no crec que hagi estat una impostura, tant és l'odi que deu generar una derrota quasi apocalíptica com la de l'Alemanya nazi.
divendres, d’agost 18, 2006
Per exemple
Seminari de la Universitat Catalana d'Estiu d'enguany (copio):
Seminari de la Universitat Catalana d'Estiu d'enguany (copio):
Actualitat i perspectives d' Euskalherria
Els esdveniments polítics d'Euskalherria obren perspectives per a una recomposició del mapa polític basc i assenyalen el camí cap a una majoria social i política favorable a la soberania nacional que cerca fòrmules de consens internes i de negociació amb l' Estat que la facin possible (la vermellor és meva)
Ponents:
- Pernando Barrena (la sang és seva)
- Josep-Lluís Carod-Rovira
i dos noms més, un del Pnb i l'altre d'un tal Forum de Debat Nacional
Taula rodona: "Punts de contacte entre la reivindicació nacional basca i catalana"
--------------------------------
En Pujol també s'aireja per Prada; en un seminari sobre cristianisme a la Catalunya actual.
Els cursos són inaugurats davant les càmeres de la nostra per l'Hbl. Conseller d'Ensenyament de la Generalitat de Catalunya. Les càmeres també ens mostren el bo del professor Barrena dirigint-se a l'audiència universitària estiuenca catalana, la qual pren apunts amb aplicació exemplar.
dijous, d’agost 17, 2006
L' adveniment d'un Montilla, diu Bofill
L'adveniment d'un Montilla que es mantingui en la desídia cap a la cultura catalana (o que fins i tot hi reaccioni amb hostilitat) seria responsabilitat de tots, diu Bofill. La part de responsabilitat pujoliana, la concentra Bofill en la cita amb què ahir acabava l'anterior post.
I així doncs, amb el marxisme català hem topat. Per a no remuntar-me a la Guerra Civil, per la coqueteria d'anar a contracorrent de les modes, hem limito a assenyalar l'expansió ideològica marxista des dels anys 50 fins ara a casa nostra. Va tenir el seu punt àlgid, o millor, el seu punt de suport a la manera d'Arquímedes, en la lluita antifranquista d'una etapa que podríem denominar de semiclandestinitat, on la cultura catalana també va sortir de les catacumbes del primer franquisme per a ser -la pobra- directament xuclada per la moda marxistoide. Com sempre, hi havia el selecte club dels vells, la figura potent de l'avi, lluitador ireductible d'una guerra civil transitòriament, accidentalment, perduda, però la cosa marxista va ser dels joves. I ja se sap que quan els joves s'hi posen, arrasen. El potencial de la joventut és sovint minusvalorat: la seva força, la seva bellesa física, la seva irresponsabilitat vital. Irresistible. Lluitadors ja madurs d'altres causes -independentistes, per exemple; d'aquí prové, per cert, l'actual direcció d'Erc- argumentaven, penosament: Si Catalunya s'ha tornat marxista, nosaltres no podem pas ser menys, ans al contrari, hem de ser sempre més al servei de Catalunya. I els catòlics, també; sempre a punt, els catòlics, per ensumar amb bon nas l'air du temps. I així doncs, sacristies, convents, monestirs, editorials, aules d'instituts i d'universitats, casals escoltes, entitats culturals i muntanyenques, castellers, corals, cenacles literaris, cercles artístics, cine-fòrums, associacions veïnals, tallers, fàbriques... veient recòrrer el fantasma comunista per terres catalanes, amunt i avall, infatigable. I llavors, Catalunya cristal.litzà en una assemblea.
Ja en democràcia, convertida en suor freda la suor socialista, només el Psuc era capaç d'exercir l'agraït paper de secundari de luxe al govern de Catalunya. I així ho va entendre Pujol quan va necessitar amb urgència braços per a entomar l'allau de traspassos amb què el govern de Madrit, sempre tan diabòlic, anegava llavors Catalunya. Molts d'aquests braços provenien directament de les rodalies del Comitè Central. Pujol President no va prescindir en absolut de la intelligentsia marxista, a menys que entenguem per prescindir funcionaritzar. I quan els socialistes van fer saltar la banca catalana tot demanant el cap de Pujol, el Psuc en persona va entonar l'ego te absolvo, sense reconèixer altre pecat que el pecat inherent a ser burgès. Pujol, doncs, no va blindar res llevat d'un nucli dur del fet cultural posat al servei de la seva peculiar manera de fer país: la cultura popular. La cultura popular ha estat l'única política cultural pròpiament pujolista i, a través d'ella, es pretenia emparentar la Feria de Abril amb la Patum de Berga, les sevillanas amb la sardana. Sumar i no restar.
El marxisme català deixava de ser pro-soviètic a la vegada que la mateixa Urss deixava de ser-ho, de pro-soviètica. Però mantenia -i manté- bona part dels seus mites, un dels quals afecta directament al fet nacional català, que és de dretes. I com que les dretes, si no s'ha fet la revolució, sempre manen, doncs ja som al cap del carrer. Es treballa, com arreu, a sou de la burgesia, un dels miratges de la qual és la nació catalana independent i burgesa.
Però hi ha un punt de confluència brutal entre l'independentisme i el marxisme a Catalunya. Allò que més els ha unit i que més els uneix és allò consubstancial a tota utopia política: la necessitat de destruir aquell qui la desert, com diu el poeta; destruir el culpable de la alienació present que sovint, i en bona lògioca, passa pel mateix present. I és des d'aquí des d'on es pot albirar la tasca destructiva que des de les ideologies s'infligeix a la realitat. L'ésser de Catalunya com a país, tan precari i tan malmès, requereix d'una urgència que no tolera sotragades en nom d'un futur ideal. La paradoxa està servida. I es serveix en un plat de desestructurada restauració postmoderna.
L'adveniment d'un Montilla que es mantingui en la desídia cap a la cultura catalana (o que fins i tot hi reaccioni amb hostilitat) seria responsabilitat de tots, diu Bofill. La part de responsabilitat pujoliana, la concentra Bofill en la cita amb què ahir acabava l'anterior post.
I així doncs, amb el marxisme català hem topat. Per a no remuntar-me a la Guerra Civil, per la coqueteria d'anar a contracorrent de les modes, hem limito a assenyalar l'expansió ideològica marxista des dels anys 50 fins ara a casa nostra. Va tenir el seu punt àlgid, o millor, el seu punt de suport a la manera d'Arquímedes, en la lluita antifranquista d'una etapa que podríem denominar de semiclandestinitat, on la cultura catalana també va sortir de les catacumbes del primer franquisme per a ser -la pobra- directament xuclada per la moda marxistoide. Com sempre, hi havia el selecte club dels vells, la figura potent de l'avi, lluitador ireductible d'una guerra civil transitòriament, accidentalment, perduda, però la cosa marxista va ser dels joves. I ja se sap que quan els joves s'hi posen, arrasen. El potencial de la joventut és sovint minusvalorat: la seva força, la seva bellesa física, la seva irresponsabilitat vital. Irresistible. Lluitadors ja madurs d'altres causes -independentistes, per exemple; d'aquí prové, per cert, l'actual direcció d'Erc- argumentaven, penosament: Si Catalunya s'ha tornat marxista, nosaltres no podem pas ser menys, ans al contrari, hem de ser sempre més al servei de Catalunya. I els catòlics, també; sempre a punt, els catòlics, per ensumar amb bon nas l'air du temps. I així doncs, sacristies, convents, monestirs, editorials, aules d'instituts i d'universitats, casals escoltes, entitats culturals i muntanyenques, castellers, corals, cenacles literaris, cercles artístics, cine-fòrums, associacions veïnals, tallers, fàbriques... veient recòrrer el fantasma comunista per terres catalanes, amunt i avall, infatigable. I llavors, Catalunya cristal.litzà en una assemblea.
Ja en democràcia, convertida en suor freda la suor socialista, només el Psuc era capaç d'exercir l'agraït paper de secundari de luxe al govern de Catalunya. I així ho va entendre Pujol quan va necessitar amb urgència braços per a entomar l'allau de traspassos amb què el govern de Madrit, sempre tan diabòlic, anegava llavors Catalunya. Molts d'aquests braços provenien directament de les rodalies del Comitè Central. Pujol President no va prescindir en absolut de la intelligentsia marxista, a menys que entenguem per prescindir funcionaritzar. I quan els socialistes van fer saltar la banca catalana tot demanant el cap de Pujol, el Psuc en persona va entonar l'ego te absolvo, sense reconèixer altre pecat que el pecat inherent a ser burgès. Pujol, doncs, no va blindar res llevat d'un nucli dur del fet cultural posat al servei de la seva peculiar manera de fer país: la cultura popular. La cultura popular ha estat l'única política cultural pròpiament pujolista i, a través d'ella, es pretenia emparentar la Feria de Abril amb la Patum de Berga, les sevillanas amb la sardana. Sumar i no restar.
El marxisme català deixava de ser pro-soviètic a la vegada que la mateixa Urss deixava de ser-ho, de pro-soviètica. Però mantenia -i manté- bona part dels seus mites, un dels quals afecta directament al fet nacional català, que és de dretes. I com que les dretes, si no s'ha fet la revolució, sempre manen, doncs ja som al cap del carrer. Es treballa, com arreu, a sou de la burgesia, un dels miratges de la qual és la nació catalana independent i burgesa.
Però hi ha un punt de confluència brutal entre l'independentisme i el marxisme a Catalunya. Allò que més els ha unit i que més els uneix és allò consubstancial a tota utopia política: la necessitat de destruir aquell qui la desert, com diu el poeta; destruir el culpable de la alienació present que sovint, i en bona lògioca, passa pel mateix present. I és des d'aquí des d'on es pot albirar la tasca destructiva que des de les ideologies s'infligeix a la realitat. L'ésser de Catalunya com a país, tan precari i tan malmès, requereix d'una urgència que no tolera sotragades en nom d'un futur ideal. La paradoxa està servida. I es serveix en un plat de desestructurada restauració postmoderna.
dimecres, d’agost 16, 2006
Montilla a Santa Llúcia o que Santa Llúcia ens conservi la lentilla
Volia posar un link però fa figa. En tot cas "Montilla a Santa Llúcia" és l'impagable títol d'un article de l'imparable Hector Bofill, publicat a l'Avui del proppassat 14. És un article ben estructurat en sostenir una tesi òbvia, així que intentaré resumir-lo ràpid, alhora que el vaig comentant.
Bofill, de la cultíssima saga dels Bofill, situa Montilla com a President de la Generalitat dins d'una òptica encertadíssima. De fet, amb lentilla o sense, és l'única Montilla que paga la pena de conservar. Vegem-ho: El fonament de la reivindicació política catalana es troba en el fet cultural (La Catalunya contemporània no és cap altra cosa que la seva cultura, afirma Bofill). Ergo, si la màxima autoritat política del país és aliè al pòsit cultural de la nostra terra, no per andalús ans per ignorància olímpica contrastada (Que els ignorants governin potser s'hauria d'entendre com a signe de normalitat en el context de les democràcies occidentals, pero Catalunya no es pot permetre aquest luxe quan el genocidi lingüístic i la negació del valor del nostre patrimoni encara està fresc, aquí la clava Bofill)..., per ignorància, doncs, pròpia d' aquell segment de població que ha viscut a cegues la realitat cultural catalana perquè vivia -o malvivia, és igual, això ja depèn de cadascú i no de la col.lectivitat- en exclusiva del pòsit cultural espanyol, queda clar, doncs, que la Catalunya-nació ha fet més figa que els meus links (que ja és dir). Bofill, irònicament, còmicament fins i tot (espero que en preguin nota els de Polònia), ho resumeix en una escena: la nit de Santa Llúcia i el tradicional discurs de cloenda del president de torn.
Si Montilla (dit ara, aquest nom, en sentit molt laxe i, per tant, d'àmplia cabuda) pot arribar a ser president de la Yene és perquè la Catalunya cultural -recordem-ho: la que dóna únic fonament a les institucions i reivindicacions polítiques- no ha fet sinó aprimar-se fins a l'anorèxia durant els anys de restauració del seu autogovern. Si Catalunya hagués mantingut el seu gruix cultural mai no arribaria a la primera institució del país algú que no pot citar el nom de tres poetes vius en llengua catalana, diu Bofill, tot estalviant-nos, tal vegada, el mal gust de fer-ho més ràpid, com ara: "... algú que no pot citar-me a mi". I ara ve el mal, el mal diagnòstic de Bofill quan carrega contra Pujol i Maragall i contra tots els que vindran si no ho esmenen, i en fer-los, amb tota la raó del món, culpables de desídia cultural, els fa també, en interessada sinècdoque, culpables del desastre. Doncs, no, Bofill, no. Si Pujol i Maragall han pogut -com podran els que vindran- passar-se pel forro la cultura catalana és perquè no hi ha més cultura catalana (llevat d'una o dues, o tres, personalitats que no donen per a fer teixit, que diria Pujol) que aquella que vol viure de Pujol o Maragall o dels que vindran. Pujol, Maragall, o els que vindran inclòs Montilla, no han topat ni toparan amb un món cultural sòlid, el qual sempre topa amb el poder polític; no vull dir que s'hi enfronti permanentment, però sí que es fa notar, es dóna suficient pistu com per a què siguin els polítics qui hagin de fer la gara-gara al món cultural. I no a l'inrevés.
I per acabar, enceto allò que serà un segon post amb la següent cita de Bofill: ...va convertir (Pujol) el seu enfrontament personal amb la intel.lectualitat procedent del marxisme en un pretext per blindar els seus governs de tota sensibilitat cultural. Un moment, que m'ajusto les montilles, vull dir les lentilles.
Volia posar un link però fa figa. En tot cas "Montilla a Santa Llúcia" és l'impagable títol d'un article de l'imparable Hector Bofill, publicat a l'Avui del proppassat 14. És un article ben estructurat en sostenir una tesi òbvia, així que intentaré resumir-lo ràpid, alhora que el vaig comentant.
Bofill, de la cultíssima saga dels Bofill, situa Montilla com a President de la Generalitat dins d'una òptica encertadíssima. De fet, amb lentilla o sense, és l'única Montilla que paga la pena de conservar. Vegem-ho: El fonament de la reivindicació política catalana es troba en el fet cultural (La Catalunya contemporània no és cap altra cosa que la seva cultura, afirma Bofill). Ergo, si la màxima autoritat política del país és aliè al pòsit cultural de la nostra terra, no per andalús ans per ignorància olímpica contrastada (Que els ignorants governin potser s'hauria d'entendre com a signe de normalitat en el context de les democràcies occidentals, pero Catalunya no es pot permetre aquest luxe quan el genocidi lingüístic i la negació del valor del nostre patrimoni encara està fresc, aquí la clava Bofill)..., per ignorància, doncs, pròpia d' aquell segment de població que ha viscut a cegues la realitat cultural catalana perquè vivia -o malvivia, és igual, això ja depèn de cadascú i no de la col.lectivitat- en exclusiva del pòsit cultural espanyol, queda clar, doncs, que la Catalunya-nació ha fet més figa que els meus links (que ja és dir). Bofill, irònicament, còmicament fins i tot (espero que en preguin nota els de Polònia), ho resumeix en una escena: la nit de Santa Llúcia i el tradicional discurs de cloenda del president de torn.
Si Montilla (dit ara, aquest nom, en sentit molt laxe i, per tant, d'àmplia cabuda) pot arribar a ser president de la Yene és perquè la Catalunya cultural -recordem-ho: la que dóna únic fonament a les institucions i reivindicacions polítiques- no ha fet sinó aprimar-se fins a l'anorèxia durant els anys de restauració del seu autogovern. Si Catalunya hagués mantingut el seu gruix cultural mai no arribaria a la primera institució del país algú que no pot citar el nom de tres poetes vius en llengua catalana, diu Bofill, tot estalviant-nos, tal vegada, el mal gust de fer-ho més ràpid, com ara: "... algú que no pot citar-me a mi". I ara ve el mal, el mal diagnòstic de Bofill quan carrega contra Pujol i Maragall i contra tots els que vindran si no ho esmenen, i en fer-los, amb tota la raó del món, culpables de desídia cultural, els fa també, en interessada sinècdoque, culpables del desastre. Doncs, no, Bofill, no. Si Pujol i Maragall han pogut -com podran els que vindran- passar-se pel forro la cultura catalana és perquè no hi ha més cultura catalana (llevat d'una o dues, o tres, personalitats que no donen per a fer teixit, que diria Pujol) que aquella que vol viure de Pujol o Maragall o dels que vindran. Pujol, Maragall, o els que vindran inclòs Montilla, no han topat ni toparan amb un món cultural sòlid, el qual sempre topa amb el poder polític; no vull dir que s'hi enfronti permanentment, però sí que es fa notar, es dóna suficient pistu com per a què siguin els polítics qui hagin de fer la gara-gara al món cultural. I no a l'inrevés.
I per acabar, enceto allò que serà un segon post amb la següent cita de Bofill: ...va convertir (Pujol) el seu enfrontament personal amb la intel.lectualitat procedent del marxisme en un pretext per blindar els seus governs de tota sensibilitat cultural. Un moment, que m'ajusto les montilles, vull dir les lentilles.
dilluns, d’agost 14, 2006
Pausa
Els israelians han aconseguit allò que més urgentment necessitaven davant l'opinió publicada arreu i les pulsions antisemites d'arreu, així com davant la impossibilitat de guanyar la guerra amb rapidesa i contundència: la resolució de l'Onu on es diu que Hezbol.la ha d'abandonar bona part de les posicions al Sud del Líban, por las buenas o por la malas, amb implicació internacional sobre el terreny, també espanyola (!), sembla que no tan sols dedicada a observar, és a dir, amb alguna cosa més a les mans que simples binocles (això dels "observadors" té una vis còmica terrible) Els guerrillers xiïtes ho interpreten com una victòria a lo grande, i en l'últim que pensen ara és a promoure la pau. Si la lògica de guerra iraniana és consistent -i em temo que ho és-, també deuen estar contentíssims. Pobre Líban, en guerra com a territori interposat. Continuarà.
Els israelians han aconseguit allò que més urgentment necessitaven davant l'opinió publicada arreu i les pulsions antisemites d'arreu, així com davant la impossibilitat de guanyar la guerra amb rapidesa i contundència: la resolució de l'Onu on es diu que Hezbol.la ha d'abandonar bona part de les posicions al Sud del Líban, por las buenas o por la malas, amb implicació internacional sobre el terreny, també espanyola (!), sembla que no tan sols dedicada a observar, és a dir, amb alguna cosa més a les mans que simples binocles (això dels "observadors" té una vis còmica terrible) Els guerrillers xiïtes ho interpreten com una victòria a lo grande, i en l'últim que pensen ara és a promoure la pau. Si la lògica de guerra iraniana és consistent -i em temo que ho és-, també deuen estar contentíssims. Pobre Líban, en guerra com a territori interposat. Continuarà.
diumenge, d’agost 06, 2006
Glosa sobre Israel
De Sánchez Ferlosio podria dir-se que té unes maneres altament sofisticades d'exposar les seves idees. En el cas de l'article que ens ocupa usa de la ironia i, per tant, del distanciament, de comentar les paraules d'altri (Mario Vargas Llosa). Pero, fet i fotut, allò que vol és posicionar-se ell, amb la seva sofisticada manera de mirar el món, sobre el conflicte actualíssim que a tots ens preocupa i ens ocupa durant aquest estiu tan xafogós i, per aquí, indolent. I així, al segon paràgraf de l'article, ens llança una perla que en arribar al cap dels lectors no deixa de ser una bona i poc sutil pedrada. Així ens estaborneix:
(...)los palestinos jamás podrán destruir Israel; y cada día que pasa están más lejos de ello; no sólo por su propia delirante insensatez, sino porque Israel, con el incondicional apoyo de los americanos, está dispuesto a que se destruya el mundo antes que perecer.
Quina manca de delicadesa, aquests israelians. Cal reconèixer, tanmateix, que Ferlosio apunta bé. Allò que més por fa d'Israel és que, per un quítame allà esa pajas de supervivència de merda, ens emmerdi a tots. Els israelians..., justament ells, hereus del boc emissari europeu, d'aquells que amb tanta i tan sorprenent insistència i persistència s'havien avingut a fer el paper de víctima. No acaba de quadrar, però, que tot seguit, Ferlosio presenti els israelians com a els forts de la pel.lícula davant dels dèbils, és a dir, els palestins i només els palestins; en efecte, només parla dels palestins; Israel només se les té amb les malmeses i -això sí- insensates forces palestines de resistència. Ni una paraula d'Iran i la seva mania de destruir Israel i d'aconseguir l'enriquiment d'urani, ni de Síria, ni tan sols del Líban com a territori comatx. No acaba de quadrar, doncs, que el món -el nostre món, redéu- perilli per un conflicte local de tan baixa intensitat i amb forces contraposades tan desiguals.
Mes endavant, però, surt la fera: el terrorisme islamista. Però no, per a Ferlosio és una mena de gatet xamós només capaç de ferir Occident amb "pequeños rasguños"; així, -"pequeños rasguños"- qualifica Vargas Llosa (Déu n'hi do, també) el mal infringit pel terrorisme palestí a Israel, qualificació que a Ferlosio li sembla massa lleu, però que troba perfecta, per contra, quant al mal fet a Occident. Cal remarcar que així Ferlosio continua situant-se en una estranya maroma lògica, que deu ser cosa de la sofisticació: a Occident no ens passa res, pura histèria; a Israel sí, que tenen un greu problema; tanmateix, Israel, per a sobreviure, pot posar en perill el món sencer. Tan fàcil que resulta, per a mi, de sortir de l'atzucac: Israel és també Occident; però això meu és, justament, una idea que Ferlosio denuncia al final del seu article:
Y eso es lo que parece volver a ser hoy en la mente de muchos occidentales, españoles incluidos, que aseguran que la defensa de Israel es la de Occidente.
Hi ha més qüestions a comentar, l'article és llarg, però la vida sempre és curta (ara toca anar al cinema). Vull acabar, però, amb una cita que posa en evidència la mentalitat nihilista i sofisticadament totalitària que sempre m'ha semblat captar en Sánchez ferlosio, un escriptor que aprecio molt (sempre recordaré el xoc adolescent de El Jarama) i un intel.lectual que sempre em neguiteja (això darrer continua sent una floreta):
La obra del terrorismo en el Occidente cristiano, incluido el derribo de los dos rascacielos iguales, no pasa, en efecto, de ser un epifenómeno que hace completamente ridículo el altísimo diapasón de los clamores que los intereses políticos interiores y exteriores han levantado y, sobre todo, siguen levantando.
M'agradaria saber quanta destrucció i, sobretot, quanta dosi de terror ambiental necessita Ferlosio per a començar a pensar en un fenomen de lesa humanitat.
De Sánchez Ferlosio podria dir-se que té unes maneres altament sofisticades d'exposar les seves idees. En el cas de l'article que ens ocupa usa de la ironia i, per tant, del distanciament, de comentar les paraules d'altri (Mario Vargas Llosa). Pero, fet i fotut, allò que vol és posicionar-se ell, amb la seva sofisticada manera de mirar el món, sobre el conflicte actualíssim que a tots ens preocupa i ens ocupa durant aquest estiu tan xafogós i, per aquí, indolent. I així, al segon paràgraf de l'article, ens llança una perla que en arribar al cap dels lectors no deixa de ser una bona i poc sutil pedrada. Així ens estaborneix:
(...)los palestinos jamás podrán destruir Israel; y cada día que pasa están más lejos de ello; no sólo por su propia delirante insensatez, sino porque Israel, con el incondicional apoyo de los americanos, está dispuesto a que se destruya el mundo antes que perecer.
Quina manca de delicadesa, aquests israelians. Cal reconèixer, tanmateix, que Ferlosio apunta bé. Allò que més por fa d'Israel és que, per un quítame allà esa pajas de supervivència de merda, ens emmerdi a tots. Els israelians..., justament ells, hereus del boc emissari europeu, d'aquells que amb tanta i tan sorprenent insistència i persistència s'havien avingut a fer el paper de víctima. No acaba de quadrar, però, que tot seguit, Ferlosio presenti els israelians com a els forts de la pel.lícula davant dels dèbils, és a dir, els palestins i només els palestins; en efecte, només parla dels palestins; Israel només se les té amb les malmeses i -això sí- insensates forces palestines de resistència. Ni una paraula d'Iran i la seva mania de destruir Israel i d'aconseguir l'enriquiment d'urani, ni de Síria, ni tan sols del Líban com a territori comatx. No acaba de quadrar, doncs, que el món -el nostre món, redéu- perilli per un conflicte local de tan baixa intensitat i amb forces contraposades tan desiguals.
Mes endavant, però, surt la fera: el terrorisme islamista. Però no, per a Ferlosio és una mena de gatet xamós només capaç de ferir Occident amb "pequeños rasguños"; així, -"pequeños rasguños"- qualifica Vargas Llosa (Déu n'hi do, també) el mal infringit pel terrorisme palestí a Israel, qualificació que a Ferlosio li sembla massa lleu, però que troba perfecta, per contra, quant al mal fet a Occident. Cal remarcar que així Ferlosio continua situant-se en una estranya maroma lògica, que deu ser cosa de la sofisticació: a Occident no ens passa res, pura histèria; a Israel sí, que tenen un greu problema; tanmateix, Israel, per a sobreviure, pot posar en perill el món sencer. Tan fàcil que resulta, per a mi, de sortir de l'atzucac: Israel és també Occident; però això meu és, justament, una idea que Ferlosio denuncia al final del seu article:
Y eso es lo que parece volver a ser hoy en la mente de muchos occidentales, españoles incluidos, que aseguran que la defensa de Israel es la de Occidente.
Hi ha més qüestions a comentar, l'article és llarg, però la vida sempre és curta (ara toca anar al cinema). Vull acabar, però, amb una cita que posa en evidència la mentalitat nihilista i sofisticadament totalitària que sempre m'ha semblat captar en Sánchez ferlosio, un escriptor que aprecio molt (sempre recordaré el xoc adolescent de El Jarama) i un intel.lectual que sempre em neguiteja (això darrer continua sent una floreta):
La obra del terrorismo en el Occidente cristiano, incluido el derribo de los dos rascacielos iguales, no pasa, en efecto, de ser un epifenómeno que hace completamente ridículo el altísimo diapasón de los clamores que los intereses políticos interiores y exteriores han levantado y, sobre todo, siguen levantando.
M'agradaria saber quanta destrucció i, sobretot, quanta dosi de terror ambiental necessita Ferlosio per a començar a pensar en un fenomen de lesa humanitat.
dissabte, d’agost 05, 2006
MOORE
Encara impressionada per la visita a l'exposició d'Henry Moore, deixo constància de la primera associació que m'ha vingut a la testa quan m'he trobat a la sala central enmig d'aquelles masses enormes que, d'entrada, m'atreien sense dir-me res, com si em volguessin convertir en un cos inert a punt de ser xuclat per llur potent força gravitatòria. M'hi he resistit, tot començant a pensar, és a dir, a distanciar-me'n prudentment, humanament. Pensar és preguntar: Per què m'oprimien aquelles peces immenses no del tot encaixades les unes dins les altres? El buit, que feia palesa la predisposició a cloure's del tot (o a separar-se del tot, però això no ho he vist fins més tard). La brutal tensió interna que dóna lloc a l'obra de l'art, tot guardant l'equilibri necessari a tota estructura plausible. Preguntar és ja respondre.
El món, l'espectacle de les seves infinites formes, era allà; la seva possibilitat de ser; la seva terrible bellesa. I la fragilitat del món, les subtileses, les sinuositats que fan possible cada cosa alhora que li atorguen tanta precarietat. La distància adequada -un miracle- entre les parts de cada cosa, i entre ella i allò altre. I el perill imminent de l'amalgama de cada cosa amb si mateixa, i d'ella amb allò altre. Com si de cop el trencaclosques atinés a cloure's en si mateix, com si algun potent artilugi mecànic -un clic còsmic- tingués el poder d' anorrear-ho tot dins d' una perfecta circularitat sense viaranys.
A l'audiovisual, per a sorpresa i vanitat meves, Moore explica com dos còdols, amb què jugaven els seus dits, es van superposar fins a esdvenir un de sol que es resistia a doblar-se. La fascinació de Moore per la mare i el fill, per les formes gegants de la mare protegint, i com qui diu engolint, la petitesa del fill, ens portaria per altres meandres, que, en essència, vindrien a dir el mateix. Sempre el mateix: Ésser o no ésser, aquesta és la qüestió.
Moore diu també -diu tantes coses!- que l'art és afí a la religió; en comparteix l'afirmació de la vida; la vida paga la pena de ser viscuda.
I el món es poblà d'éssers plens de vida i de bellesa i de bondat, estranys i propers, llunyans i tangibles, aliens i familiars. Els éssers de Moore.
Encara impressionada per la visita a l'exposició d'Henry Moore, deixo constància de la primera associació que m'ha vingut a la testa quan m'he trobat a la sala central enmig d'aquelles masses enormes que, d'entrada, m'atreien sense dir-me res, com si em volguessin convertir en un cos inert a punt de ser xuclat per llur potent força gravitatòria. M'hi he resistit, tot començant a pensar, és a dir, a distanciar-me'n prudentment, humanament. Pensar és preguntar: Per què m'oprimien aquelles peces immenses no del tot encaixades les unes dins les altres? El buit, que feia palesa la predisposició a cloure's del tot (o a separar-se del tot, però això no ho he vist fins més tard). La brutal tensió interna que dóna lloc a l'obra de l'art, tot guardant l'equilibri necessari a tota estructura plausible. Preguntar és ja respondre.
El món, l'espectacle de les seves infinites formes, era allà; la seva possibilitat de ser; la seva terrible bellesa. I la fragilitat del món, les subtileses, les sinuositats que fan possible cada cosa alhora que li atorguen tanta precarietat. La distància adequada -un miracle- entre les parts de cada cosa, i entre ella i allò altre. I el perill imminent de l'amalgama de cada cosa amb si mateixa, i d'ella amb allò altre. Com si de cop el trencaclosques atinés a cloure's en si mateix, com si algun potent artilugi mecànic -un clic còsmic- tingués el poder d' anorrear-ho tot dins d' una perfecta circularitat sense viaranys.
A l'audiovisual, per a sorpresa i vanitat meves, Moore explica com dos còdols, amb què jugaven els seus dits, es van superposar fins a esdvenir un de sol que es resistia a doblar-se. La fascinació de Moore per la mare i el fill, per les formes gegants de la mare protegint, i com qui diu engolint, la petitesa del fill, ens portaria per altres meandres, que, en essència, vindrien a dir el mateix. Sempre el mateix: Ésser o no ésser, aquesta és la qüestió.
Moore diu també -diu tantes coses!- que l'art és afí a la religió; en comparteix l'afirmació de la vida; la vida paga la pena de ser viscuda.
I el món es poblà d'éssers plens de vida i de bellesa i de bondat, estranys i propers, llunyans i tangibles, aliens i familiars. Els éssers de Moore.
Subscriure's a:
Missatges (Atom)