dimarts, de desembre 20, 2011

Brutal (via Barcepundit)
Fa dos dies sentia al monjo i antròpoleg, Lluís Duch, parlar a can Ramoneda (encara) de la credulitat com a una de les característiques mes esfereïdores d'aquests temps desemparaulats.  Al costat -o junt amb, no s'exclouen del tot-, d'un cinisme inaudit, dóna un panorama per llogar-hi cadires.

4 comentaris:

Júlia ha dit...

Òndia, quin vídeo, fa pensar molt.

lola ha dit...

I tant, Júlia. És esgarrifós perquè mostra a lo bèstia una personalitat terrible: el tirà infantil i cruel, que només sap generar submissió al seu voltant.
Seria fàcil de veure-hi el noiet hereu de Corea del Nord, però el que fa por és que l'identifiquem ràpid amb fets i personatges que hem vist de ben a prop.

claudio ha dit...

¡Vaya, me perdí a Duch!

Lo del vídeo, que acabo de ver, me ha hecho pensar, vete a saber porqué, en lo que los economistas llaman ignorancia racional. Se trata de aquellos casos en los que no sale a cuenta informarse en relación a los beneficios que nos va a reportar la información. De hecho, es una de las bases del 15M y el nene tiene toda la pinta de un indignado.
Lo que pasa es que a todo el mundo le acaba pasando como al papá, que no se atreven a decir la verdad.

¡Buenas fiestas y mis mejores deseos para usted y su familia!

lola ha dit...

Interesante, Duch; pero me hago vieja, todo me suena como ya pensado. Y lo peor: si no me suena, con frecuencia me ocurre que no merece el tiempo empleado en descifrarlo. Total, me apaño entre novelas de "lladres y serenos" y los clásicos, que siempre están para dar consuelo.
Mis mejores deseos también, Claudio. Que el pan le salga redondo!