dimecres, de novembre 10, 2004

Déu ha mort

Arran d'unes lectures filosòfiques que ens proposa l'autor del blog El ribot transcric unes paraules de Nietzsche, aquest gran profeta:

¡Ay! Llega el tiempo en que el hombre ya no dará a luz ninguna estrella. ¡Ay! Llega el tiempo del hombre más despreciable, el que ya no es capaz de despreciarse a sí mismo.

¡Ved! Os muestro al "último hombre".

"¿Qué es amor? ¿Qué es creación? ¿Qué es anhelo? ¿Qué es estrella?" -así pregunta el último hombre, y parpadea.

La tierra se ha hecho entonces pequeña, y sobre ella da brincos el último hombre, que hace pequeño todo. Su género es inextinguible, como el de la pulga; el último hombre es el que más tiempo vive.

"Hemos inventado la dicha" -dicen los últimos hombres, y parpadean.

Han abandonado las regiones en las que era duro vivir: porque uno necesita calor. Uno ama todavía al vecino y se restriega con él: porque uno necesita calor.

Enfermar y desconfiar es para ellos pecaminoso: uno anda con cuidado. ¡Insensato el que todavía tropieza con piedras o con hombres!

Un poco de veneno de vez en cuando: eso produce sueños agradables. Y mucho veneno al fin, para morir agradablemente.

Uno trabaja aún, porque el trabajo es una diversión. Pero uno se cuida de que la diversión no perjudique.

Ya no se hace uno pobre ni rico: ambas cosas son demasiado gravosas. ¿Quién quiere aún gobernar? ¿Quién obedecer? Ambas cosas son demasiados gravosas.

¡Ningún pastor y un solo rebaño! Todos quieren lo mismo, todos son iguales: el que siente de otro modo va de buena gana al manicomio.

"En otro tiempo todo el mundo estaba loco" -dicen los más sutiles, y parpadean.

Uno es cuerdo y sabe todo lo que ha ocurrido: así puede uno burlarse sin fin. Uno se pelea aún, pero se reconcilia en seguida - de otro modo, ello estropea el estómago.

Uno tiene su poquito de placer para el día y su poquito de placer para la noche: pero uno respeta la salud.

"Hemos inventado la dicha" -dicen los últimos hombres, y parpadean.

("Prefaci de Zaratustra", 5)



El profesor Felipe Martínez Marzoa, un dels més consistents i, esclar, solitaris de les nostres facultats de filosofia, ens comenta aquest "darrer home" així:

El último hombre no "sabe" que "Dios ha muerto"; pero, en él mismo, Dios efectivamente ha muerto; el último hombre no puede saberlo precisamente porque -en virtud de la muerte de Dios- carece del sentido de "Dios", del sentido de lo sagrado, de lo noble, de lo bello; estas palabras ya no son, para el último hombre, más que palabras como todas las demás, y, puesto que no pueden significar el mismo tipo de "cosas" que todas las demás palabras, son en verdad palabras vacías, slogans, mentira. "El último hombre" de Nietzsche somos nosotros.


Ho he transcrit tot escoltant (han passat anys des de la darrera vegada que la vaig escoltar sencera) "La passió segons Sant Mateu", de Bach. Nietzsche deia que cal escoltar-la per saber què és -o ha sigut- el cristianisme. Ara mateix sona el violí amb les les primeres notes de l' ària de l'"arrepentiment de Sant Pere", ària per a contralt: "Erbarme dich, mein Gott".
M'agradaria pensar que, per uns minuts, no parpellejo.